sábado, 19 de abril de 2025

La Casa Grande del Pueblo


En España, “socialismo” suena a político jurando amor al pueblo mientras se pilla un chalet. Luis Arce, presidente “socialista” de Bolivia y colega de Maduro, juega en esa liga: vive en la Casa Grande del Pueblo, un rascacielos de 34 millones de dólares construido por Evo Morales en su tercer gobierno (2015-2018). ¿En un país donde la gente no tiene ni para comer? ¡Venga, cojones, que no somos gilipollas! Esto no es socialismo; es una estafa de fulleros que predican igualdad y duermen en palacios.

Luis Arce, presidente de Bolivia (2020-2025), se vende como defensor del pueblo, heredero de Evo Morales y compadre de Maduro. Pero vive en la Casa Grande del Pueblo, un rascacielos de 29 pisos inaugurado por Morales en 2018, durante su tercer mandato (BBC, 2018). Costó 34 millones USD, con jacuzzi, sauna, y una suite presidencial de 1.068 m² (Infobae, 2019). Mientras, el 11% de bolivianos vive en pobreza extrema (INE Bolivia, 2023).

Arce usa jets presidenciales y gasta en “movilidad” sin explicar (El Deber, 2023). Es puro Maduro: caviar mientras el 94% de venezolanos pasa hambre (ENCOVI, 2023). En España, a estos les decimos “jetas”: venden revolución, pero compran lujo. ¿Socialismo? ¡Y una mierda!

El chanchullo de Arce no es solo boliviano; es el mismo rollo que en España. Morales levantó la Casa Grande del Pueblo (2015-2018) para “romper con el colonialismo” (The Guardian, 2018), pero acabó sirviendo al capital: Bolivia paga 5,000M USD de deuda al FMI (2023). ¿Socialismo? Solo postureo. Como denuncié en el anterior post, es la Troika reloaded: los “rojos” gestionan el cortijo para los ricos.

La democracia debería ser nuestra, pero Arce y sus colegas la convierten en un circo. Los “listillos” del FMI deciden cuánto caviar le toca a Arce y cuánta miseria a Bolivia. ¿Votar? Da igual izquierda o derecha; esta gentuza siempre pilla. En España, lo sabemos bien: Monedero se embolsó 425.000 € por “asesorar” a Chávez (El País, 2015), y Calviño se fue de colega con los bancos (El Confidencial, 2020).
¿Cómo nos mangonean estos jetas? Con cuentos. Arce vive en un palacio de 34M$, pero vende socialismo. En España, el socialismo era pelear por el currela, no dormir en jacuzzis.

Arce vive en la Casa Grande del Pueblo, un capricho de 34M$ de Evo Morales, mientras Bolivia se hunde. Es la misma película que Monedero y Calviño: socialismo de caviar, migajas para el pueblo. En España, estamos hasta los cojones de estos caraduras. ¿Qué es el socialismo para ti? Escribe y seguimos dando caña, ¡que no nos callan!

sábado, 12 de abril de 2025

Podemos: Libros rojos, pocas respuestas





Entre 2010 y 2015, la Troika impuso recortes brutales en España: el gasto público cayó un 7% del PIB, el desempleo rozó el 26% en 2013 (INE), y los salarios reales se estancaron hasta 2022 (OCDE). No necesitaban discursos; sus números aplastaban. Podemos, con su retórica de “casta” y “pueblo”, quiso desafiarlos, pero en 2022 su apoyo electoral había caído al 8% (CIS), frente al 21% de 2015. ¿Por qué? La Troika no debatía; ejecutaba. Como dijo un tuitero en X ese año: “Hablar de revolución está guay, pero los bancos no escuchan”.



Pablo Iglesias, con su coleta y su biblioteca de Lenin, Bujarin y Trotski, prometía cambiarlo todo. Pero sus argumentos chocaban contra preguntas simples: “Si eliminas a los ricos, ¿quién paga a los obreros? Si quitas el dinero, ¿cómo compras pan?”. No eran dilemas nuevos; eran los mismos que hundieron el bolchevismo. En 2022, mientras Iglesias se perdía en debates de género, la Troika ya había moldeado España: el déficit público bajó del 11% (2010) al 4% (2021), pero a costa de hospitales y escuelas (Eurostat). Podemos no tuvo réplica sólida; su ilusión se deshizo frente a la realidad.



“El ilusionismo llena la necesidad de lo sobrenatural”, escribió alguien en un foro olvidado. Nicolás Maduro, con su socialismo de autobusero, lo sabe bien: promete paraísos mientras Venezuela colapsa (hiperinflación del 1,700% en 2022, Banco Mundial). Podemos cayó en algo parecido: vender sueños sin manual de instrucciones. La Troika, en cambio, no vende nada; impone. Y ahí radica su fuerza. Como Heidegger podría susurrar: “El ser del poder no necesita palabras”.


En 2022, la Troika no solo apabulló a Podemos; nos recordó que las ideas, sin acción, son espejismos. Hoy, en 2025, el tablero ha cambiado: Podemos es un eco, y la Troika muta en nuevas formas de control. ¿La lección? No basta con leer a Lenin o gritar en X; hay que construir. ¿Qué propones tú para no caer en el próximo espejismo?

Togados de mierda y otros peces gordos

Los jueces. Dios mío. Otra clase de oficinistas con trajes de superhéroes. Putos dioses de cartón piedra. Los ves entrar en la sala como si ...