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La homogeneidad cultural es la condición de la paz civil y la prosperidad. Como señaló acertadamente Aristóteles, la coexistencia pacífica y económicamente viable en el mismo territorio, de poblaciones culturalmente diferentes es generalmente imposible, la mayoría de las veces conduce a incesantes conflictos, luego a la guerra civil.
En una sociedad o un país, solo una muy pequeña minoría alógena puede integrarse, por mimetismo y renuncia a su identidad original. Más allá de un cierto umbral numérico ─más del 2% de la población─, ya se producen los desórdenes y los conflictos, con guetos inevitables que se forman poco a poco, la asimilación y la integración son imposibles entre culturas diferentes, especialmente cuando un factor cultural identitario se añade.
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