jueves, 17 de marzo de 2022

Napoleón: de las guerras de maniobra a las guerras de aniquilamiento absoluto

 



"Las conversaciones de todas las noches de los enemigos de Alemania vienen sustentándose desde el 22 de junio de 1941 con la comparación entre Hitler y Napoleón. El uno –dicen–, se estrellará exactamente como se estrelló el otro. El primer punto de apoyo para esta comparación lo constituye una fecha. También Napoleón –dicen–, irrumpió el 22 de junio en Rusia, y a los cuatro meses había fracasado. (...) Pero los interlocutores no saben siquiera, por qué fracasó Napoleón el año 1812 en Rusia. (...) El lector podrá decir entonces con todo conocimiento de causa, qué sentido tienen las palabras que Winston Churchill pronunció al principio de las o operaciones alemanas contra la Unión Soviética, dando así pie para la comparación Hitler-Napoleón. “Napoleón desapareció, de ahí mi confianza…” 

 

(...)sólo puede aludirse con la “bota militar prusiana” al hecho de que Adolf Hitler haya vencido aniquiladoramente a los enemigos de Alemania.

 Todo el que conoce la Historia sabe muy bien que el concepto de “bota militar” nació en la época de Napoleón, y que se refería a la irresistible fuerza con la que éste, con su genio militar, sustituyó las guerras de maniobra por las guerras de aniquilamiento absoluto. Respecto a este embozado paralelo hay que entrar todavía en detalles, ya que éste es el que conduce al verdadero tema.

 
Es cierto que los alemanes bajo Adolf Hitler han ido venciendo [en la primera parte de la guerra] a uno tras otro de sus enemigos, incluso a la Unión Soviética, con victorias aniquiladoras. La tendencia a esta clase de victorias no responde, sin embargo, al carácter prusiano. Prusia (Alemania) ha hecho muchas menos guerras que otras naciones. Pero, desde que Napoleón le puso la bota militar en la nuca, se sacudió esta bota, batió primeramente a Napoleón con arreglo a su propia receta del aniquilamiento, y, como nación ambiciosa, tuvo luego que reconocer que en las contiendas bélicas con otros países no le han servido de nada las victorias parciales.

La idea estratégica de la batalla aniquiladora ha nacido en Alemania de la sangre y las cenizas de las derrotas. Del mismo modo que la derrota prusiana de 1806 condujo a la idea de aniquilamiento de Napoleón, ha conducido la derrota alemana de la guerra mundial a la idea de las batallas de aniquilamiento de hoy. La misión histórica de Adolf Hitler se comprenderá mejor si los adversarios de Alemania tienen presente que Adolf Hitler ha sido un combatiente de la guerra mundial.(...). Tampoco está bien, como sucede a veces en estos últimos tiempos en las conversaciones que se tienen alrededor de la chimenea, en el extranjero, hablar de la superioridad de una ideología sobre la otra. Las ideologías no son máquinas de coser ni automóviles. No hay ningún pueblo que pueda elegirse una ideología a su voluntad. Las ideologías son en los pueblos la consecuencia de su destino.

 


Napoleón era el hijo de la Revolución francesa, su ejecutor y su vencedor. Para poder ser todo esto hubo de convertirse en un usurpador que no toleraba ninguna otra voluntad ajena. Agrupó a su alrededor hombre valientes, pero no formó escuela y no creó ningún general verdaderamente grande. Tuvo héroes en su ejército, pero ningún táctico sobresaliente.(...) El único que tenía verdaderamente genio táctico, Jomini, no pasó nunca de cargos de gobernador o de ayudante, y no tuvo nunca un gran puesto de mando. Cómo quiere compararse a estos valientes guerreros y medianos tácticos, que Napoleón había congregado a su alrededor, con los generales alemanes cuyos nombre brillan cada vez de nuevo en los comunicados del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, como jefes de grandes cuerpos de ejército.

 

Por lo demás, el Ejército alemán de 1941 [el mejor ejército de todos los tiempos] no se puede comparar, ni en su estructura fundamental ni en su equipo y armamento, con las abigarradas y cansadas tropas de napoleón del año 1812, como tampoco pueden compararse los generales alemanes con los mariscales y generales napoleónicos.

 Alemania ha aniquilado a los ejércitos enemigos que se le han opuesto, pero este aniquilamiento lo ha llevado a cabo en el espíritu de la reconciliación de los pueblos, es decir, que ha “aniquilado” de tal modo que el enemigo de hoy puede ser el amigo de mañana. Desde septiembre de 1939, Alemania ha hecho más de 6 millones y medio de prisioneros. Si Alemania hubiera querido poner verdaderamente la bota militar en la nuca de los otros pueblos no hubiera necesitado hacer un número tan enorme de prisioneros. Hubiera podido hacer correr más sangre. De 1914 a 1918 hizo Alemania 2 millones y medio de prisioneros, de ellos 1,4 millones de rusos. En los últimos cuatro meses ha hecho Alemania más de 3,5 millones de prisioneros soviéticos, en la campaña de los Balcanes hizo 592.000, en Francia 1.900.000 y 694.000 en Polonia.

  (...)Si los alemanes tuvieran verdaderamente la intención de tratar a los pueblos con la bota militar, no se encontrarían seguramente 3,5 millones de prisioneros soviéticos en manos de los alemanes. Y estos prisioneros tienen incluso de qué comer, mientras que los amigos de la comparación entre Napoleón y Hitler hace 4 meses que habían profetizado ya que los alemanes se morirían de hambre y de frío si llevaban a cabo el intento de meterse con el espacio ruso.

 filosofia.org

 

Así luce hoy  (o peor, la foto es de 2015) la placa conmemorativa en honor a los caídos por la defensa de Zaragoza
Así luce hoy  (o peor, la foto es de 2015) la placa conmemorativa en honor a los caídos por la defensa de Zaragoza.

  Los que hablan de Hitler o Stalin, se olvidan de Napoleón. Napoleón, y no  Lenin (que  fue el peor de los tres);   fue el precursor de Hitler. En España,  Napoleón  dejó más de  500.000 muertos en una población de 12.000.000. Napoleón: el  tirano que reinstauró la esclavización en las colonias de América.  Aquí, muchos,  lo defienden.

 

  

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