Vivimos en Estados de Derecho Oligárquicos. En ellos las elecciones son libres. Aseguran, en lo esencial, la reproducción del mismo personal bajo etiquetas intercambiables. La administración no es corrupta salvo en esos asuntos de mercados públicos donde se confunde con los intereses de los partidos dominantes (la misma gente de siempre). Hay libertad de prensa: quien, sin ayuda de los poderes financieros, quiera fundar un diario o un canal de televisión capaces de llegar al conjunto de la población, encontrará serias dificultades pero no entrará en la cárcel.
La palabra "liberalismo" se presta hoy a todo tipo de confusiones. La izquierda europea la utiliza para evitar decir "capitalismo".. Por su parte, la derecha europea considera el liberalismo como una visión del mundo en el que el libre mercado y democracia irián a la par. La derecha evangelista norteamericana, para la cual un liberal es un izquierdista destructor de la religión, la familia y la sociedad, nos recuerda oportunamente que son dos cosas muy diferentes.
La Revolución francesa (izquierda y derecha) fue "terrorista".
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