sábado, 23 de abril de 2022

Mariúpol (ciudad de Ucrania) completamente devastada


Los planificadores de no pocos paìses admiten  que el riesgo de guerras  por recursos es grave  y va en aumento, pero los economistas continúan negándolo  y los políticos evitándolo. En cuanto a los economistas, y, en especial,  los del tipo neoliberal sectario,  la negación de la evidencia de las guerras por recursos  tiene fuentes más complejas. 

Ellos creen,  como Marx, que, con el concurso  del 'sistema económico correcto', la tecnología puede liberar [la tecnología, el 'arma de doble filo'] a la humanidad  de males inmemoriales y de guerra. Lo que comparten los ideólogos de ambos bandos la fe en que la tecnología permitirá  a los seres humanos  romper cn la historia y crear un mundo nuevo.

El problema del culto a la tecnología no radica  en que se exagere el poder relacionado  con  la aplicación práctica   del conocimiento científico, sino que se olvida de lo impenitentes  que son los seres humanos que lo utilizan. 

La libertad no es la condicion humana normal. Sin seguridad —en Defensa—, no se puede ser libre.  Y para esto se necesita un Estado Fuerte.


Las reparaciones, que  son responsabilidad de Rusia, incomunicada y culpable de su miseria, irán   a los  hombros de Putin. Eso sí, los  separatistas  prorrusos   del este de Ucrania en   Mariúpol, pueden estar contentos,  sin casa y sin un puto duro, podrán 'ser' rusos. Resulta sencilla   la traducción del imperialismo ruso, como siempre:  miseria, desgracia y  hambre. 

El comienzo de la guerra  no es en febrero de 2022. Debido al expansionismo ruso, la guerra comenzó en noviembre de 2014.


Menudo panorama.

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