Los planificadores de no pocos paìses admiten que el riesgo de guerras por recursos es grave y va en aumento, pero los economistas continúan negándolo y los políticos evitándolo. En cuanto a los economistas, y, en especial, los del tipo neoliberal sectario, la negación de la evidencia de las guerras por recursos tiene fuentes más complejas.
Ellos creen, como Marx, que, con el concurso del 'sistema económico correcto', la tecnología puede liberar [la tecnología, el 'arma de doble filo'] a la humanidad de males inmemoriales y de guerra. Lo que comparten los ideólogos de ambos bandos la fe en que la tecnología permitirá a los seres humanos romper cn la historia y crear un mundo nuevo.
El problema del culto a la tecnología no radica en que se exagere el poder relacionado con la aplicación práctica del conocimiento científico, sino que se olvida de lo impenitentes que son los seres humanos que lo utilizan.
La libertad no es la condicion humana normal. Sin seguridad —en Defensa—, no se puede ser libre. Y para esto se necesita un Estado Fuerte.
Las reparaciones, que son responsabilidad de Rusia, incomunicada y culpable de su miseria, irán a los hombros de Putin. Eso sí, los separatistas prorrusos del este de Ucrania en Mariúpol, pueden estar contentos, sin casa y sin un puto duro, podrán 'ser' rusos. Resulta sencilla la traducción del imperialismo ruso, como siempre: miseria, desgracia y hambre.
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El comienzo de la guerra no es en febrero de 2022. Debido al expansionismo ruso, la guerra comenzó en noviembre de 2014. |
Menudo panorama.
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