viernes, 11 de marzo de 2022

Kiev: ciudad europea


La gente mira los daños después de un ataque con cohetes en la ciudad de Kiev, Ucrania, el viernes 25 de febrero de 2022.

 Las privaciones características de una época  no pudieron ser olvidadas en la Alemania republicana. La convulsa posguerra agrava las condiciones de una población extenuada  por los rigores de la Gran Guerra. Las calamidades se prolongan  durante  cinco años más (1919-1923). La dislocación económica y la tensión local creciente  dominan un periodo  en que el alemán  experimenta  ─individualmente y como integrante de una comunidad nacional─ sensibles cambios en el conjunto  de sus actitudes  y capacidades: no sólo era  su potencial económico  el destinatario  de las oscilaciones  de los precios y el valor  de la moneda, sino que las  pautas de comportamientos alimenticio o religioso  se vieron afectadas por la penuria reinante. Ahorros, rentas y salarios.  Amplias capas de la población  en el precipicio  de la supervivencia. El caos  no sólo se llevaría tras sí gran parte de la riqueza material de rentistas, clases medias y trabajadores asalariados: la propia confianza en el proyecto político republicano pasó la posguerra a la intemperie. 

La reordenación monetaria y la regulación  a medio plazo  de las reparaciones sientan las bases del enderezamiento  económico alemán.  Las reservas de capital alemán estaban al mismo nivel que a principios del siglo pasado. Los bancos habían perdido las dos terceras partes de sus reservas  y fondos sociales  como resultado de una hiperinflación  que agravó  una situación  que ya era delicada  por la peculiar  financiación  de la empresa bélica. Las cajas de ahorro son incapaces  de ofrecer  plan alguno de financiación  a la construcción y a la pequeña industria  (los depósitos en 1913 ascendían a 18.970 millones de marcos  y en 1923 han descendido a 25 millones). Además de escasos, los capitales  alemanes han servido  en ocasiones  para financiar empresas  de escasa eficacia económica . El poder político  ha determinado  la dirección  de la inversión. Finalmente la fuga de capitales fuera de Alemania, al objeto de enviar la ruina de la inflación completa  el desastroso panorama financiero.

Las demandas de reparaciones, el desequilibrio crónico de la cuenta comercial y la gran escasez de capital,  especialmente liquidez a corto plazo  tras el periodo inflacionista, son tres razones básicas porque Alemania  se ve impedida  al recurso  de la ayuda extranjera, que fluye bajo la forma  de inversiones a corto plazo, que le benefician de unas tasas de interés elevadas  (9-10 %)y , sobre todo, operaciones a largo plazo. Los banqueros de los Estados Unidos de América ["¡qué raro!"] se apresuraron a maximizar los beneficios de las inversiones transoceánica. Alemania se convierte en el máximo receptor de moneda americana, al margen de Canadá. 


 Fue el comienzo de la petición de préstamos a partir de 1924   los prestamistas pusieron  capital en Alemania.

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